martes, 4 de noviembre de 2014
trabajos a presentar
1.- Diseño de un Sistema inteligente de enseñanza aprendizaje.
2.- Diseño de un Sistema para colocar talento Humano en una
institución pública.
3.- Uso de patrones en la elaboración de un Sistema de
Información.
De los tres seleccionan dos.
domingo, 5 de octubre de 2014
Grupos
GRUPO:
Jeniree Infante
Janetxis Nuñez
Dorian Torin
Kevin Sanabria
5- La Robótica. Fecha: Lunes 13 de Octubre.
11- Data Warehouse. Fecha: Miércoles 29 de Octubre.
GRUPO:
LIGIA OREJARENA
JOCSELYS SOLANO
ANGELICA PARRA
1. LOS PATRONES EN SISTEMAS INFORMÁTICOS FECHA: 12/11/14
2. MINERÍA DE DATOS FECHA: 19/11/14
GRUPO:
GRUPO:
Daniela Artega
Scarlys Hernandez
Marlys Montilla
Jhoan Oroporte
1.- Minería de datos 05/11/2014
2.- Limpieza de datos 12/11/2014
GRUPO:
Falime Hernández
Cesar Toro
Ernesto Vega
1. Mapas cognitivos difusos. Fecha: 20 de octubre
2. Sistemas tutores inteligentes. Fecha: 27 de octubre
martes, 30 de septiembre de 2014
Puntos a exponer.....
1.- Ambientes inteligentes de Enseñanza Aprendizaje para la
enseñanza de la programación.
2.- Mineria de datos.
3.- Trazado de Grafos.
4.- Los patrones en Sistemas Informáticos.
5.- La Robótica.
6.- Mapas cognitivos difusos.
7.- Sistemas tutores inteligentes.
8.- Mineria de Procesos.
9.- Optimización basada en Colonias de Hormigas.
10.- Limpieza de datos
11.- Data Warehouse.
12.- Modelación de datos aplicado a un área.
13.- Minería de datos.
14.- Base de datos en ambientes distribuidos.
enseñanza de la programación.
2.- Mineria de datos.
3.- Trazado de Grafos.
4.- Los patrones en Sistemas Informáticos.
5.- La Robótica.
6.- Mapas cognitivos difusos.
7.- Sistemas tutores inteligentes.
8.- Mineria de Procesos.
9.- Optimización basada en Colonias de Hormigas.
10.- Limpieza de datos
11.- Data Warehouse.
12.- Modelación de datos aplicado a un área.
13.- Minería de datos.
14.- Base de datos en ambientes distribuidos.
lunes, 22 de septiembre de 2014
Plan de evaluación.
Plan de evaluación.
Tres (3) trabajos escritos
Una (1) presentación de un tema especifico.
La presentación es por equipo de proyecto.
Se indicarán las fechas en su debido momento.
martes, 20 de mayo de 2014
Trabajos recibidos
Trabajos
Cédula 1 2 3
4 5
16553448 x x
16658564 x x x x x
16658564 x x x x x
19378384 x x x x
18818387 x x
18818387 x x
19227012 x x x
19627800 x x
x
19830919 x x
19885855 x x
20006307 x x
20006308 x x
x
20095653 x x
20055168 x x
x x
20128360 x x
20562541 x x
20654178 x x
x x x
20780342 x x x
20801239 x x
20872112 x x x
20910634 x x
21134698 x x x x x
21134698 x x x x x
21376624 x x x x
21415380 x x
x
23628456 x
23628456 x
jueves, 15 de mayo de 2014
ADN organizacional
ADN organizacional:
LA CLAVE DE LA EJECUCIÓN
Ignacio Díaz C. e Ignacio Pulido
Los
presidentes y ejecutivos de empresas han dejado de creer que lo más importante
es la estrategia. Hoy la ejecución se considera el elemento clave en el
desempeño de las empresas. ¿Cómo logra una empresa una ejecución eficiente y
efectiva? Uno de los conceptos más innovadores del momento es el modelo del ADN
organizacional: una vez
que
se ha descifrado el «código genético» de una empresa es posible modificarlo
para llegar a un nivel superior de desempeño
«Ejecución» se ha
convertido en una palabra muy escuchada por presidentes y directores de
empresas que ven cómo sus estrategias fallan en organizaciones que no son
capaces de implementarlas. También se escuchan frases como las siguientes:
«hemos tomado las
decisiones adecuadas, pero los resultados no se dan», «todo el mundo entiende
lo que hay que hacer, pero nadie lo hace», «todo el mundo está de acuerdo, pero
nada cambia» o «las nuevas iniciativas no duran; sólo son el programa del mes».
En una época en que la mayoría de las estrategias ha madurado, la ejecución
cobra cada vez más importancia.
La habilidad de
una organización para ejecutar está determinada por diversos elementos. Sus
procesos gerenciales, las relaciones entre sus miembros, sus sistemas de
medición y sus
creencias definen
las «reglas del juego». A esto se agregan los individuos que integran la
organización, y que muchas veces actúan guiados por sus intereses. Las empresas
no son entidades monolíticas. Por ello, los intereses de los individuos que las
componen tienen que estar alineados entre sí y con los valores e intereses
estratégicos de la compañía. El desempeño de la organización es el producto de
las miles de acciones y decisiones que cada uno de sus integrantes emprende
todos los días.
Las bases del ADN
organizacional
La
metáfora del ADN resulta útil para entender los elementos que definen la
capacidad de ejecución de las organizaciones (Nielson y Pasternack, 2005). El
ADN está compuesto por dos largas cadenas de nucleótidos unidas por pares de
cuatro bases.
La
secuencia de estas cuatro bases define las instrucciones que crean un organismo específico. Similarmente, puede describirse
el ADN de una organización a partir de cuatro bases que, combinadas de millares
de maneras, definen los rasgos únicos de cada organización (Nielson, Pasternack
y Mendes, 2005b). Estas bases son las siguientes:
1. Estructura: ¿Qué forma tiene
la jerarquía organizacional?
¿Cómo se conectan las líneas y
cajas de la organización?
¿Cuántos niveles existen en la
jerarquía?
¿Cuántos reportes directos tiene
cada nivel?
2.
Derechos de decisión: ¿Quién decide qué? ¿Cuántas personas participan en un
proceso de decisión? ¿Dónde empieza la autoridad de una persona para tomar
decisiones y dónde termina la de otra?
3.
Motivación: ¿Qué objetivos, incentivos y trayectorias de carrera tienen los
empleados? ¿Cómo se recompensa al personal por sus logros? ¿Qué preocupaciones
e inquietudes se fomentan en la gente, tanto explícita como tácitamente?
4.
Información: ¿Cuáles indicadores se utilizan para medir el desempeño? ¿Cómo se
coordinan las actividades y cómo se transfiere el conocimiento? ¿Cómo se
comunican las expectativas y el progreso? ¿Quién sabe qué cosa? ¿Cómo se
transmite la información desde quien la tiene hasta quien la necesita?
El ADN organizacional provee un marco que los ejecutivos
pueden utilizar para diagnosticar problemas, descubrir fortalezas y modificar
el comportamiento de sus compañías. Constituye una herramienta que hace mucho
más fácil identificar qué funciona y qué no, entender cómo se llegó al estado
actual y determinar cómo cambiarlo.
Estructura
En teoría, las
compañías adoptan una estructura para responder a ciertos lineamientos
estratégicos. Por ejemplo, se organizan en unidades de negocio o en unidades
geográficas,
dependiendo de los
objetivos que se tracen. En la práctica, sin embargo, la estructura
organizacional de una compañía y sus objetivos estratégicos suelen estar
desalineados.
Las empresas
pueden padecer un gran número de problemas estructurales. Comúnmente se
encuentran compañías donde los tramos de control no permiten un desempeño
adecuado,
o donde los
empleados invierten su tiempo de manera poco eficiente. En otros casos los
problemas se encuentran en el grado de participación de los gerentes en
operaciones rutinarias, o en la rotación excesiva de posiciones. Estos
elementos estructurales pueden ser alterados por una razón lógica, pero muchas
veces se alteran sin un objetivo claro.
Derechos de
decisión
Los derechos de
decisión especifican quién tiene la autoridad para tomar cuáles decisiones.
Clarificar estos derechos suele agregar contenido a los diagramas de la
organización y definir dónde yacen las responsabilidades. Con claros derechos
de decisión, la estructura puede tener tramos de control más amplios y menos
niveles jerárquicos, lo que se traduce en menores costos y una ejecución más
rápida. Por ello, los derechos de decisión se deben asignar sistemática y
racionalmente. Los derechos de decisión se pueden empañar por muchas razones,
no siempre intencionales.
Por ejemplo, la
compra de una nueva compañía (o una unidad de negocios) tiende a distorsionar
el papel de los gerentes. También puede ocurrir que los ejecutivos promovidos
se sigan aferrando a sus antiguas responsabilidades, se carguen de tareas
innecesarias y limiten el poder de sus subordinados. En otros casos, los
derechos de decisión se ven afectados por un cambio del poder político dentro
de la empresa; cuando esto sucede, las decisiones pueden caer en «huecos » de
autoridad, ser tomadas por dos entidades diferentes o necesitar revisión
continua. Cualquiera de estas situaciones afecta el desempeño de una
organización.
Motivación
Por lo general,
los empleados de una organización no actúan deliberadamente en detrimento de la
empresa. Por el contrario, responden racionalmente
sobre la base de lo que ven, lo que entienden y cómo se les recompensa. Una
organización puede enviar señales confusas a sus integrantes de muchas maneras.
Por ejemplo, un defectuoso sistema de evaluación podría estar inflando el
desempeño de los empleados, haciéndoles sentir que no es necesario dar más o
que su rendimiento es aceptable cuando no lo es, lo cual conduce a retener a
los empleados de bajo desempeño y desmotivar a los mejores. Otro caso frecuente
es el «compañerismo » entre las personas con poder de decisión que, por
comodidad y falta de motivadores adecuados, prefieren evitar «enemigos» en
lugar de mejorar el desempeño de sus compañías. En algunos casos es necesario atar
la remuneración de algunos gerentes o de un departamento a la satisfacción de
sus clientes (internos o externos), algo que muchas veces se deja de lado por
lo difícil que resulta. Por supuesto que los sistemas de motivación basados en
la rentabilidad y en evaluaciones de mercado son herramientas
poderosas
para impulsar la ejecución de una compañía. Sin embargo, no todas las compañías
están listas para implementarlos; se requiere liderazgo, persistencia y
paciencia para superar la barrera de resistencia inicial de los empleados.
Información
Para
garantizar la claridad de los derechos de decisión y para medir y motivar a la
gente es necesario un elemento vital: información. Asegurar que la información
de calidad esté disponible y fluya hacia donde se necesita, todo el tiempo, es
una de las tareas más retadoras de las organizaciones modernas, y una de las
contribuciones menos valoradas al desempeño y la ventaja competitiva.
Muchas
veces se ha hablado del vínculo entre la información y el desempeño. A veces se
requieren cosas relativamente sencillas, como trabajar con distintos estados de
ganancias y
pérdidas
para distintas unidades de la compañía. En casos más complejos la información
se convierte en un elemento clave para simular el comportamiento de los mercados
y fijar los precios, o simplemente garantizar un pronóstico acertado de la
demanda. En cualquier caso, la calidad de la información es esencial para
mantener una ventaja competitiva.
Clasificación
de las organizaciones según su ADN
Mediante
la aplicación del modelo del ADN organizacional se ha encontrado que la mayoría
de las empresas puede clasificarse en siete tipos de organizaciones (Nielson,
Pasternack y Mendes, 2005a). Esto permite identificar fácilmente las
oportunidades de mejora que corresponden a cada tipo de organización. De los siete tipos, se dice que los cuatro
primeros no son «saludables », mientras que los tres últimos sí lo son. Además,
se encontró un grupo de compañías (indefinidas) cuyos rasgos no permiten
clasificarlas en alguno de los siete tipos.
La organización
pasiva-agresiva
«Todo el mundo
está de acuerdo, pero nada cambia». En estas organizaciones nadie pareciera
preocuparse demasiado. Llegar a un consenso para emprender grandes cambios no
es un problema, pero implementar estos cambios es casi imposible. Una
resistencia pasiva pero fuerte de las operaciones rutinarias vence a las
iniciativas corporativas. Los empleados suponen que «con el tiempo todo pasa» y
los ejecutivos, enfrentados a una organización apática, se lamentan de estar
«arando en el mar».
La organización
descoordinada
«Dejemos que
florezcan todas las flores». Estas organizaciones irradian iniciativa e
inteligencia. Poseen individuos inteligentes y emprendedores, pero que muchas
veces no están alineados. Es un ambiente sin barreras, donde cada quien puede
aferrase a una idea y tratar de llevarla a cabo. Sin embargo, sin una dirección
fuerte y una sólida fundación de valores comunes, las iniciativas pueden chocar
y explotar, o simplemente desaparecer. Como resultado, la organización siempre
está cerca de perder el control.
La organización
inmadura
«El viejo modelo
se encuentra con un mundo nuevo». Estas organizaciones funcionan a toda
máquina. Se han expandido más allá de
lo que su modelo organizacional puede soportar. El poder se suele encontrar
concentrado en la cúpula, y la organización reacciona lentamente a los
desarrollos del mercado. Alguien podría ver oportunidades de ventas o cambios
positivos, pero le es casi imposible convertir su nueva idea en la bandera de
la organización. El legado de la toma de decisiones desde arriba hacia abajo
está demasiado arraigado.
La organización
superdirigida
«Somos del
corporativo, y estamos aquí para ayudarlos». Cargadas con múltiples capas
gerenciales, estas organizaciones están virtualmente paralizadas. Consumidas
por demasiados jefes, en ellas los gerentes pasan su tiempo chequeando el
trabajo de los subordinados en lugar de buscar nuevas oportunidades o amenazas
en el horizonte. Muchas veces son burocráticas y politizadas. Estas
organizaciones frustran a los individuos emprendedores y orientados a
resultados.
La organización
justo-a-tiempo
«Ganar por una
nariz». Aunque no siempre se preparan para los cambios inminentes, estas
organizaciones poseen una habilidad para «buscarles la vuelta» sin perder de
vista el objetivo estratégico. Tienen una actitud de poder hacerlo todo que
inspira a los empleados y promueve la creatividad, pero también pueden
desgastar a los mejores y más brillantes productores de ideas. Sin procesos o
estructuras consistentes y disciplinadas, los grandes éxitos muchas veces se
convierten en
maravillas irrepetibles y no en una fuente confiable de ventajas competitivas.
La
organización militar
«Volar
en formación». Todo el mundo conoce su papel y lo ejecuta diligentemente, lo
cual crea el efecto de una ejecución fluida y consistente. Las organizaciones
militares son
jerárquicas.
Operan de acuerdo con un modelo controlador que les permite ejecutar
eficientemente un gran número de transacciones similares. Pueden concebir y
ejecutar estrategias brillantes, incluso repetidamente; pero no enfrentan bien
los eventos que no han sido planificados.
La
organización fuerte
«Mejor
imposible». Estas son las organizaciones que inspiran admiración y envidia
porque todo parece resultarles fácil: ganancias, adquisición de talento,
liderazgo. Son como los alumnos populares del bachillerato que tenían las
mejores notas, eran buenos deportistas y conseguían las parejas más atractivas.
Las organizaciones fuertes parecen destinadas a la grandeza. Son flexibles y
previsoras, y además atraen a personas que trabajan en equipo. Aunque pueden
tropezar con una piedra, como todas las compañías, superan rápidamente los
obstáculos. Son las organizaciones más saludables, precisamente porque no creen
en su propia supremacía; por el contrario, siempre buscan en el horizonte la
próxima batalla competitiva o innovación de mercado.
Los
primeros hallazgos
Se ha
logrado estudiar un gran número de empresas con el modelo del ADN
organizacional. Recientemente, se condujo un estudio con más de 4.000
evaluaciones sobre cómo veían las personas a sus organizaciones. Las personas
que respondieron provenían de compañías de todos los tamaños y de un gran
número de industrias (servicios financieros, farmacéuticas, telecomunicaciones,
energía y consumo masivo, entre otras). Además, representaban todas las
funciones y niveles de una estructura corporativa. Estas evaluaciones
permitieron identificar seis deficiencias comunes a muchas empresas
(Nielson,
Pasternack y Mendes, 2005a).
1. La
mayoría de las organizaciones tiene un ADN que no es saludable. Más del sesenta
por ciento de los participantes ubicó su organización en uno de los cuatro
tipos de bajo desempeño: pasiva-agresiva, descoordinada, inmadura o
superdirigida.
2. La
ejecución es la excepción, no la regla. Menos de la mitad de los que
respondieron dijeron: «las decisiones importantes, estratégicas y operacionales
son rápidamente
llevadas
a acciones». Un flujo de información deficiente parece ser la primera causa de
esta falla.
3. El
ADN de las compañías cambia a medida que las compañías crecen. El ADN de las
compañías pequeñas tiende a ser fuerte y justo-a-tiempo. Cuando comienzan a
crecer pueden mostrar rasgos militares. Finalmente, las compañías tienden a descentralizarse,
pero muchas veces negativamente, como lo muestra la alta incidencia de
organizaciones descoordinadas y pasivas-agresivas.
Las
grandes multinacionales tienden a mostrar algunos rasgos clave para el éxito;
sin embargo, no están siempre exentas de deficiencias.
4. Las
organizaciones se perciben de manera diferente en cada nivel. Existen grandes
diferencias entre las respuestas de los altos ejecutivos y los empleados de
menor nivel. Esto sugiere una desconexión entre la visión que tienen los ejecutivos
de su organización y la organización que realmente tienen.
5. El
personal se siente excesivamente dirigido. Aunque la alta gerencia percibe que
su grado de injerencia es positivo, los gerentes de menor nivel reportan que
tienen poco espacio para ejecutar acciones.
6. Los
derechos de decisión no están claros. Más de la mitad de las personas que
llenaron las evaluaciones pensaban que la responsabilidad por las decisiones
que tomaban no estaba bien definida.
El
futuro del ADN organizacional
El ADN
organizacional se presenta como una de las ideas más innovadoras del momento.
Así la han calificado diversas publicaciones.
Además,
ha recibido una gran cobertura en los medios audiovisuales de Estados Unidos y
Europa. Este modelo es el producto destilado de años de experiencia e
investigación sobre
cómo
se desempeñan las organizaciones, ahora suficientemente manejable para ser
usado por casi cualquier organización.
La
metáfora del ADN sirve para crear un modelo sencillo pero completo, con el cual
se puede modelar y estudiar cualquier comportamiento organizacional. El estudio
del ADN organizacional ha avanzado hasta el punto en que, respondiendo a
algunas preguntas básicas, es posible determinar el ADN de una empresa. Incluso
existe una herramienta de diagnóstico disponible en internet (www.orgdna.com):
una página patrocinada por la empresa consultora Booz Allen Hamilton.
Si se
quiere ir más lejos, con talleres de trabajo de corta duración se puede
diagnosticar efectivamente el ADN de una empresa, compararla con sus
competidoras, obtener una perspectiva sobre las raíces de las fallas en la
ejecución y llegar a un consenso sobre un plan de acción para realinear el ADN
de la organización. También es posible formular grandes proyectos de
transformación organizacional, a partir de las cuatro bases del ADN y sus
relaciones.
En el
futuro las pruebas de ADN podrían ser tan útiles para las organizaciones como
lo son para los humanos. Un análisis del «material genético » de una
organización puede aislar las causas de sus deficiencias, identificar posibles
soluciones e incluso resolver los problemas antes de que se hagan evidentes. La
mayor ventaja del ADN organizacional sobre el ADN biológico es que las
organizaciones sí pueden ajustar y adaptar sus cuatro bases para
conseguir
los resultados que quieren. Pero transformar una organización no es una tarea
fácil.
Cambiar
la estructura requiere cambiar los derechos de decisión y, para tomar
efectivamente las nuevas decisiones, los
empleados suelen requerir nuevos incentivos e información diferente de
la que manejan. Cambiar el ADN de una compañía significa modificar la organización en todos sus
niveles, para hacerla capaz de adaptarse y corregirse, volverla más robusta con
el tiempo. Pero esto no sucede rápidamente.
Puede
tardar varios años el desarrollo de las capacidades básicas, y siempre es
necesario afinarlas. Quizá no llegue a existir una empresa que pueda manejar
completamente el enigma de la ejecución. Sin embargo, las más resistentes y
continuamente exitosas han descubierto que la clave está en los detalles de la
organización. Para ellas, estar organizadas para ejecutar se convierte en una
fuente de ventajas competitivas. ■
REFERENCIAS
•
Nielson, G.A. y B.A. Pasternack (2005): Results. Nueva
York: Crown Business.
• Nielson, G.A., B.A. Pasternack y D.
Mendes (2005a): «The 7 types of organizational DNA». En
extfile.bah.com/livelink/livelink/ 139648/?func=doc.Fetch&nodeid=139648. Consulta: agosto de 2005.
• Nielson, G.A., B.A. Pasternack y D.
Mendes (2005b): «The four bases of organizational DNA». En
extfile.bah.com/livelink/livelink/137238/?func=doc.Fetch&nodeid=137238. Consulta: agosto de 2005.
IGNACIO
DÍAZ C. / Consultor
Senior, Booz Allen Hamilton
IGNACIO PULIDO / Director, Booz Allen Hamilton
DEBATES IESA
SOY OPTIMISTA... PERO NO SE CUMPLE LO QUE PLANIFICO
SOY OPTIMISTA...
PERO NO SE CUMPLE LO QUE PLANIFICO
Ernesto
Blanco
La
subestimación del tiempo de ejecución de tareas simples o complejas se deriva del tipo de información que las personas seleccionan al
planificar. Según la teoría de «la falacia de la planificación», los individuos
tienden a subestimar los tiempos de ejecución porque se concentran en
información «singular» y desestiman la información «distribuida». Hay varios
factores que explican la predilección de un tipo de información sobre el otro; en
particular, el optimismo y el exceso de
confianza.
Una
persona que tiene
como pasatiempo el aeromodelismo planea construir un modelo 747 durante el fin
de semana. Luego de comprar el juego de piezas empieza a ensamblar el avión. El
domingo en la noche se da cuenta de que se quedó sin pegamento y no terminará e
l modelo según lo planeó. ¿Cuál fue el error que cometió el aeromodelista?
Optimismo
y planificación
De acuerdo con la teoría de «la falacia de la
planificación» (Kahneman y Tversky, 1979), el aeromodelista utilizó sólo
información singular; es decir, la información que se obtiene al observar la
tarea desde una perspectiva interna: aspectos específicos de la tarea o
actividades concretamente relacionadas con su secuencia. El aeromodelista
utilizó el manual de instrucciones del modelo. Desestimó la información
distribuida;
es decir, aquellos aspectos que no forman parte de la
secuencia específica de la tarea, pero que pueden influir en su desarrollo:
experiencias del planificador, experiencias de otros planificadores o cualquier
información relacionada con el contexto de la tarea (condiciones atmosféricas,
accidentes geográficos, situaciones políticas, situaciones sociales y
económicas, leyes laborales y sindicatos, etc.).
El aeromodelista no consideró la cantidad de pegamento que
tenía disponible ni el hecho de que los domingos en la noche las tiendas que lo
venden están cerradas. Estos factores no
aparecen en el manual de instrucciones; pero, sin duda,
afectan la ejecución. Por ello, el
aeromodelista no culminó la tarea en el tiempo previsto.
Puede su ponerse que esta persona no estaba al tanto del asunto de la selección
de información; entonces, ¿qué le hizo creer que podría ensamblar el modelo
durante el fin de semana?
Una de las causas por las que suele fallar la predicción de
eventos es la creación de escenarios mentales. La primera aproximación a la ejecución
de una tarea (de cualquier tipo) se basa en estos escenarios. Con ellos
imaginamos los acontecimientos que describen el desarrollo de la tarea. Esta
práctica es muy útil; pero los escenarios pueden convertirse en optimistas si,
al elaborarlos, sólo se imaginan sucesos positivos y se obvian contratiempos
que pudieran entorpecer la conclusión feliz de la planificación mental. Si este
es el caso, los escenarios hacen sentir u n optimismo superior al que la tarea
puede garantizar. Daniel Kahneman y Amos Tversky (1979) han encontrado que la
concentración en información singular y la desestimación de la información distribuida llevan al planificador a
desarrollar predicciones excesivamente optimistas: considerar menos tiempo del
necesario para concluir la tarea.
Suponga que se le propone al aeromodelista el siguiente ejercicio:
1. Elabore un plan para ensamblar e l avión. Luego calcule el tiempo que
utilizará para ensamblarlo. Para esto considere únicamente la información que
se muestra en las instrucciones de ensamblaje.
2. Repita el ejercicio anterior pero esta vez, a demás de considerar la
información de las instrucciones, considere también cualquier hecho o
información que, de acuerdo con su experiencia, pudiera afectar e l desarrollo
de la tarea de ensamblar el avión.
Al finalizar ambos ejercicios y comparar sus cálculos de tiempo,
posiblemente el tiempo previsto en el segundo ejercicio sea mayor que el del
primero, puesto que el aeromodelista consideró más información al planificar.
Tal vez incluyó holguras de tiempo para comprar materiales no incluidos en la
caja del modelo, tales como pegamento, pintura, papel de lija o una herramienta
necesaria, pero que no la tiene. Quizá consideró el grado de dificultad para
armar el modelo, lo cual influye en el tiempo que necesitará para armarlo.
La diferencia entre ambos ejercicios radica en que el primero soslaya
información que es del dominio del aeromodelista.
En consecuencia, se subestima el tiempo para ensamblar el modelo y la
planificación se convierte en optimista.
Mientras que la segunda planificación incluye factores que el
planificador conoce y pueden afectar el desarrollo de la tarea. En consecuencia,
la segunda planificación estará más ajustada a la realidad.
El «optimismo» se refiere al cálculo del tiempo en sí; pero, ¿qué
sucede si el optimismo es conductual e independiente del manejo inadecuado de
la información? ¿Qué pasa si el planificador tiene un carácter «optimista»?
Algunos investigadores han discutido que una persona puede sentir optimismo con
respecto a l tiempo en que ejecutará una tarea, como consecuencia de una o
varias de las siguientes razones (Armor y Taylor, 2002):
La proximidad temporal de la tarea. Mientras la tarea está lejos en el
tiempo la gente tiene un sesgo optimista, que se
atenúa cuando se aproxima su fecha de culminación.
Por ejemplo, e l estudiante que tiene u n examen dentro de
dos meses se siente optimista porque aún tiene mucho tiempo para estudiar. Al
acercarse la fecha del examen, el estudiante, que aún no ha empezado a
estudiar, empieza a sentir temor de obtener un mal resultado.
(b) La selección de la meta. El sesgo optimista se atenúa
cuando se escoge entre varias tareas. Una vez que hace su selección, el
individuo se convierte en optimista.
Piense en el mismo estudiante, ahora escogiendo entre
varias opciones de carrera universitaria. Mientras escoge una carrera y espera
las respuestas de las universidades, se siente un poco desconcertado y hasta pesimista; una vez
que lo aceptan en una universidad, se torna optimista acerca del éxito que
tendrá.
(c) Construcción mental de escenarios. Se infiere la
probabilidad de un resultado a partir de escenarios imaginados, por lo general
optimistas, acerca del futuro.
(d) Estados exaltados de motivación. La gente puede
encontrar motivos para sentir exceso de optimismo. Por ejemplo, los gerentes
que conducen a sus empleados a mostrar una actitud irracionalmente positiva
hacia la consecución de metas pueden conseguir que éstos desarrollen exceso de
optimismo. Con la esperanza de obtener incentivos organizacionales
(promociones, bonos o reconocimientos), los empleados pueden subestimar el tiempo necesario para desarrollar determinadas tareas.
Esta actitud conduce con frecuencia a la frustración de quienes, en principio
muy optimistas, subestiman el tiempo de ejecución y luego consumen más tiempo
del previsto.
Esto último no implica que la motivación al logro sea
contraproducente, pero debe mantenerse dentro de parámetros objetivos. Si se
motiva a un empleado para que logre una meta en menor tiempo, se le debe
también guiar y apoyar para que considere mayor cantidad de información
(distribuida) al planificar. El optimismo es una cualidad que puede conducir al
logro de muchas metas; pero, cuando se trata de tomar decisiones y prever
tiempos de ejecución, debe moderarse mediante la consideración sistemática de
la mayor cantidad posible de información.
El
proceso de predicción
El cálculo del tiempo para el desarrollo de una tarea es
una predicción basada en la evaluación previa de todos los pasos que, según el
planificador, deben seguirse para completarla.
Siendo el planificador quien determina los pasos y predice
el tiempo de ejecución, es importante analizar cómo realiza estas operaciones.
Un planificador avezado utilizará la información disponible acerca de la tarea
y la que proviene de su experiencia acerca de tareas similares. Si el
planificador es inexperto, igualmente utilizará la información disponible
acerca de la tarea y —si es astuto— preguntará qué debe hacer a planificadores
experimentados u o tras personas con experiencia en tareas similares. En otras
palabras, para predecir un resultado futuro, el planificador utiliza
información que recolecta del presente y el pasado. Luego de completar la
planificación, la persona utilizará la meta como estímulo para alcanzarla; es
decir, realizará una conexión del presente con el futuro que lo motivará al
logro.
La relación pasado-presente-futuro ha sido estudiada por
psicólogos sociales (Lewin, 1943; Bell y Mau, 1971; Karniol y Ross , 1996), que
han discutido y demostrado mediante estudios empíricos que, a menudo, los seres
humanos se comportan de acuerdo con sus interpretaciones del pasado y
concepciones del futuro. De observaciones acerca del comportamiento de personas
con experiencias traumáticas (accidentes o agresiones en la infancia, por
ejemplo) se desprende que con frecuencia estas experiencias motivan el
comportamiento de la persona e n el presente, como resultado de la
interpretación que se hace de tales hechos. Diferentes individuos tienen
diferentes interpretaciones de un mismo hecho. Esto explica, por ejemplo, que
muchos conflictos internacionales tengan sus raíces en interpretaciones
divergentes del pasado.
La concepción del futuro modera, análogamente, el
comportamiento presente. El futuro motiva el comportamiento actual de la
persona, quien desarrolla estrategias e invierte esfuerzos para alcanzar sus
metas (Lewin, 1943; Vroom, 1964).
Por ejemplo, un estudiante recién salido del bachillerato,
que anhela obtener un título universitario, estará motivado a cumplir todos los
requisitos necesarios con la esperanza de obtenerlo; es decir, desarrollará
estrategias e invertirá esfuerzos para alcanzar la meta que se ha planteado.
Existe una tercera conexión que también explica el proceso
de predicción de tiempos de ejecución de tareas: el vínculo entre el pasado y
el futuro. Cuando una persona construye una predicción —como la de alcanzar
una meta— evoca inmediatamente información disponible en su memoria acerca de
experiencias personales o ajenas, relacionadas con la meta seleccionada. Esta
información le ayuda a planear de qué manera alcanzará la meta. En el ejemplo
anterior, el estudiante de bachillerato que desea obtener un título
universitario recopilará información acerca de la carrera que quiere estudiar.
Esta información, junto con la recabada de experiencias de conocidos que hayan
alcanzado una meta similar o la recordada por familiares y amigos que hayan
estudiado en la universidad, es utilizada para formular la estrategia que
seguirá para lograr su meta. De esta forma, el estudiante planifica cómo
alcanzará su meta, mediante la vinculación de información de experiencias del
pasado, el presente y el futuro imaginado.
La tendencia a interpretar el pasado —que afecta el
comportamiento presente— y la motivación resultante de la interpretación del
futuro —que impulsa hacia las metas— indican que los tiempos pasado y futuro son
construcciones cognoscitivas; en realidad no existen, pero afectan el presente. Durante
el proceso de predicción del tiempo de ejecución de una tarea, los
planificadores utilizan experiencias de tareas similares a la que se planifica
(conexión con el pasado), información disponible de la tarea (consideración del
presente) y se motivan con la expectativa de alcanzar la meta (conexión con el
futuro).
Estas conexiones temporales, junto con las atribuciones de
causalidad social (atribución de éxito o fracaso a personas o cosas
involucradas en la ejecución de tareas similares) y los valores personales
(disciplina para ejecutar la tarea, por ejemplo), afectan el proceso de
predicción.
La variedad de interpretaciones de las experiencias
(información distribuida), junto con la tendencia a no utilizar tales
experiencias, contribuye a que la conexión pasado-presente conduzca a
subestimar el tiempo de ejecución de las tareas. Igualmente, la elaboración de
escenarios mentales en los que aparece el desarrollo de la tarea sin
contratiempos, contribuye a que el planificador sienta exceso de optimismo
y que la conexión presente-futuro también conduzca a subestimar el tiempo de
ejecución de las tareas.
Grado
de confianza
Suele observarse que personas de distinta preparación
intelectual emiten toda clase de juicios y luego los respaldan con gran
seguridad. Esta confianza, a veces exagerada, queda en entredicho cuando se
descubre que la persona erró en su apreciación. Se ha estudiado empíricamente
cómo algunas personas muestran exceso de confianza en sus juicios sobre
cantidades inciertas, lo cual afecta la calidad de sus predicciones (Kahneman y
Tversky, 1979; Alpert y Raiffa, 1982).
Este comportamiento se ha atribuido al uso de principios
heurísticos: estrategias (o técnicas) simplificadas que facilitan la toma de
decisiones (Kahneman y Tversky, 1972 y
1982; Bazerman, 1994). Los principios heurísticos pueden
llevar a errores sistemáticos, porque reducen la compleja tarea de predecir
eventos a operaciones sencillas. Tales principios conducen con frecuencia a
decisiones rápidas y eficientes; pero, cuando son aplicados inadecuadamente, pueden conducir
a errores en la toma de decisiones.
Los principales principios heurísticos que se han estudiado
son la representatividad, la disponibilidad y el anclaje y ajuste. La
representatividad es la tendencia a predecir la probabilidad de un evento,
considerándolo típico o representativo de acontecimientos ocurridos
anteriormente. Por ejemplo, se pide la probabilidad de acierto para el tiempo
de ejecución previsto para la tarea A. Luego de analizar la tarea, se concluye
que es parecida a las tareas B y C, desarrolladas anteriormente y con tiempos
de ejecución similares al calculado para A. En consecuencia, se procede a
asignar al tiempo de ejecución de A una probabilidad basada en la experiencia
con B y C.
Calcular la probabilidad de ocurrencia de un evento, sólo
porque éste es representativo de o tros que conocemos, es una práctica
eficiente en cuanto a la rapidez de la respuesta, pero sólo es apropiada para
una primera aproximación.
Debido a la rapidez con que se emite el juicio, podría
estarse desestimando información relacionada con el evento A que no
necesariamente está relacionada con los eventos B y C y, viceversa, se podría
considerar para el cálculo de A información de B y C que no está relacionada
con A. En cuanto a la selección de información, se estaría soslayando
información distribuida acerca del evento A.
El segundo principio —la disponibilidad— se refiere a la
tendencia a determinar la frecuencia de ocurrencia de un evento y sus causas,
por la facilidad con que eventos similares vienen a la memoria (Kahneman y
Tversky, 1973).
Esta tendencia puede llevar a establecer correlaciones
ilusorias, pues el evento recordado no necesariamente refleja la frecuencia de
ocurrencia del evento que se e valúa. Por ejemplo, si nos enteramos recientemente del accidente de
un avión de pasajeros y se nos dice que debemos realizar un viaje de trabajo a
otro país, tenderemos a pensar que el avión donde viajaremos puede sufrir un
accidente. En forma análoga, al calcular el tiempo para ejecutar una tarea que
es similar a otra que se recuerda con facilidad, lo más probable es que se atribuya un tiempo de ejecución similar al de la tarea recordada.
Utilizar eventos que se recuerdan con facilidad para
evaluar otros es, sin duda, una práctica recomendable; pero, nuevamente, sólo
como una primera aproximación. Si se evalúa un evento A e n función de uno B
que se recuerda con facilidad, podría conducir a desestimar información
relacionada con A que es importante para su evaluación. Además, podría estarse
considerando información relacionada con B que pudiera no ser importante para
evaluar A. En el ejemplo del accidente aéreo, se estaría desestimando que,
según las estadísticas de transporte, los aviones muestran la menor tasa de
accidentes por unidad de tiempo. Cuando alguien calcula el tiempo de ejecución
de una tarea A, a partir del tiempo de ejecución de otra de fácil recordación
B, podría estar desestimando información importante relacionada con A o
considerar información de B que no es relevante para la planificación de A.
El principio de anclaje y ajuste se refiere a la tendencia
a predecir valores en función de un valor inicial (anclaje) y, a partir de
éste, realizar ajustes que normalmente son insuficientes para establecer un
valor final confiable. Los valores que sirven de anclaje pueden derivarse de
acontecimientos
Mientras la tarea está lejos en el tiempo la gente tiene
un sesgo optimista, que se atenúa cuando se aproxima su fecha de culminación
pasados, asignaciones aleatorias o cualquier otra
información disponible. Por ejemplo, en una reunión del equipo de investigación
y desarrollo (IyD) de una empresa fabricante de alimentos, se requiere prever
el tiempo para el montaje de una línea de producción. En la reunión, uno de los
integrantes del equipo dice saber el tiempo que tardó montar una línea similar
ubicada en una fábrica de la competencia: 18 meses. Según el principio de
anclaje y ajuste, el equipo de IyD tenderá a calcular el valor requerido para
la nueva línea de producción utilizando como punto de referencia 18 meses.
Luego, mediante sucesivas valoraciones, ajustará el valor hasta llegar al
cálculo final.
La práctica de utilizar un valor de referencia como punto
de partida para la toma de decisiones es válida, siempre y cuando se trate de
obtener una aproximación. Si se requiere mayor precisión, es necesario analizar
en profundidad el asunto sobre el que se quiere decidir. Para la línea de
producción se debería obtener mayor información acerca de los pasos requeridos
para su montaje (información singular) y las experiencias de las personas que
participaron en el montaje de la línea de la competencia (información
distribuida).
El uso de estos tres principios, como práctica habitual en
la toma de decisiones, puede conducir a errores en forma sistemática y, si no
se tiene conciencia de ello, a exagerar el grado de confianza en las
decisiones. Al simplificar el análisis de la tarea que se planifica, se toman
decisiones erróneas que se respaldan con gran seguridad, sin elementos
objetivos para apoyar el juicio.
Más
allá del optimismo irracional
Optimismo, predicción y grado de confianza son factores
que se relacionan entre sí durante el proceso de planificación. Todos son
causantes de la subestimación de los tiempos de ejecución, pues conducen a
dejar de lado información que puede ser fundamental. Ser optimista es un rasgo
de personalidad que conviene cultivar; sin embargo, «deseos no preñan» reza el
dicho popular. El optimismo irracional, con frecuencia derivado de la
elaboración de escenarios mentales que no consideran contingencias y lleva a
predecir eventos sin sustentación objetiva, puede causar inconvenientes durante
la planificación de tareas. Éstas no serán ejecutadas exitosamente sólo por el
deseo del planificador. Es necesario realizar un análisis racional de toda la
información relacionada con la tarea y la referida a contingencias que pueden
afectar su desarrollo, si se quiere lograr una predicción ajustada a la
realidad.
La tendencia a hacer pronósticos acerca del comportamiento
de una variable está más relacionada con las conexiones temporales
(pasado-presente-futuro) típicas de los seres humanos que con el estudio
pormenorizado de la información relacionada con el evento que se quiere
pronosticar.
Esta tendencia a predecir resultados permite disminuir la
incertidumbre respecto del entorno que ocasiona la falta de información. La
predicción constituye una valiosa herramienta de planificación, ya que permite
al planificador prepararse para los distintos escenarios que puedan a parecer.
No obstante, al hacer predicciones es necesario analizar la
mayor cantidad de información posible, para que el ejercicio de planificación
esté fundado en bases sólidas; de otra forma, se reduce a un juego de azar en el que se desea acertar resultados.
La elaboración de predicciones de tiempo por medio de
técnicas heurísticas sólo es recomendable para una aproximación inicial. Si se utilizan adecuadamente, las técnicas
heurísticas ahorran gran cantidad de tiempo y esfuerzo. Sin embargo, promueven
la desestimación de información que puede ser útil en el proceso de
planificación. Sabiendo que somos propensos a utilizar técnicas heurísticas al
decidir, debemos tomar conciencia de que la decisión así tomada tiene grandes
posibilidades de estar equivocada.
Referencias
• Alpert,
M. y H. Raiffa (1982): «A progress report o n the training of probability
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Slovic y A. Tversky (eds.):
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under uncertainty: heuristics and biases.
Cambridge: Cambridge University Press.
• Armor,
D. y S.E. Taylor (2002): «Inside the planning fallacy: on the causes and
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biases: the psychology of intuitive judgment. Cambridge: Cambridge
University Press.
•
Bazerman, M. (1994): Judgement in managerial decision making. Nueva York: Wiley.
• Bell, W.
y J.A. Mau (1971): «Images of the future: theory and research strategies». En
W. Bell y J.A. Mau (eds.): The sociology of the future: theory, cases, and
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•
Kahneman, D. y A. Tversky (1982): «Judgment under uncertainty: heuristics and
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Kahneman, P. Slovik y A.
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Cambridge University Press.
• Kahneman, D. y A. Tversky (1979):
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S.C. Wheelwright (eds): TIMS Studies in Management Science. Vol. 12.
•
Kahneman, D. y A. Tversky (1973): «On the psychology of prediction». Psychological
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• Kahneman, D. y A. Tversky (1972):
«Subjective probability: a judgment of representativenes». Cognitive
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• Karniol,
R. y M. Ross (1996): «The motivational impact of temporal focus: thinking a
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• Lewin, K. (1943): «Defining the fie ld a t
a given time». Psychology Review. Vol. 50.
• Vroom, V.H. (1964): Work and motivation.
Nueva York: Wiley.
Ernesto Blanco
Profesor del IESA
jueves, 16 de enero de 2014
Trabajos Entregados
Cédula............1....... 2...... 3......4.......5
16658664.........S.......S......S......S.......S
18141164.........S.......S......S......S.......F
18818387.........S.......S......S......S.......S
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20654178.........S.......S......S.......S......S
20792982........ N.......N......S......S.......S
20801239........ N.......S......S......S.......S
20872112.........S.......S......S......S.......S
21376624.........S.......S......S......S.......S
21415380.........S.......S......S......S.......S
19885855.........S.......S......S......S.......S
S= trabajo entregado
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